Sólo el placer podía acabar con su dolor...
Cuando una raza alienígena salva a la humanidad a cambio de unos
cuantos humanos masculinos sanos, Hunter Wilkes está aterrorizado
de ser seleccionado. Aquellos que son escogidos no vuelven a ser
vistos. Peor aún, nadie sabe qué les pasó. Aun así, Hunter se
compromete a enfrentar su destino como un hombre, pero se
sorprende cuando se encuentra siendo la propiedad de un aterrador
alienígena.
Kian Lachlan podía tener una enfermedad terminal, que lo
mantenía en constante dolor, pero eso no significaba que creyera los
rumores que decían que los terrícolas tenían poderes curativos.
Cuando su padre de todos modos le compra uno, Kian se enfurece y
se propone demostrar que Hunter es un fraude así como todas las
otras curas a las que ha estado sometido.
Lo que ninguno de los dos esperaba, era descubrir una impactante
afinidad sexual. Los verdaderos roles de maestro y esclavo se
trasladan perfectamente al dormitorio, pero el padre de Kian no
compró a Hunter para darle placer a su hijo. Él quiere una cura y no se
conformara con menos. Si Hunter falla, será vendido.
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